Fecha de publicación
Agosto 2021
Resumen
Cualquier niño hospitalizado es susceptible de presentar deterioro clínico durante su ingreso, incluso tras haber iniciado un tratamiento adecuado. Este deterioro suele estar precedido por periodos de inestabilidad que pueden detectarse mediante la monitorización de las constantes vitales y otros signos clínicos observados a pie de cama. La detección temprana hace posible una mejora en la calidad de la atención médica. Esto permite la evaluación precoz del paciente inestable para decidir, de forma oportuna, su ingreso en la unidad de cuidados intensivos pediátricos (UCIP) o la realización de intervenciones mayores.
La parada cardiorrespiratoria en niños tiene mal pronóstico, con elevadas tasas de mortalidad y secuelas graves. La importancia, tanto de la prevención como de los cuidados médicos coordinados, constituyen la cadena de supervivencia pediátrica. Con el fin de reconocer precozmente a los niños hospitalizados con riesgo de parada cardiorrespiratoria, se diseñaron e implantaron durante los últimos años, los Sistemas de Alerta Precoz Infantil (SAPI) para instaurar las medidas oportunas de la forma más temprana posible.
Autoras
Laura Castells Vilella
Servicio de Pediatría. Hospital Universitari General de Catalunya. Grupo Quirón Salud. Sant Cugat del Vallès. Barcelona
Ana Karina Córdova Salas
Servicio de Hospitalización Pediátrica. Hospital HM Nens. HM Hospitales. Barcelona
Anna Sangorrin Iranzo
Servicio de Hospitalización Pediátrica. Hospital HM Nens. HM Hospitales. Barcelona
Palabras clave
- Hospitalización
- Sistemas de alerta precoz infantil
- Prevención
- Seguridad del paciente
- Calidad asistencial
- Monitorización pediátrica